¿sabes?
un día leí un verso de lorca que decía
(...) estoy con las manos vacías en el rumor de la desembocadura
y pensé
que yo también lo estaba
que mis manos no tenían nada a lo que aferrarse,
que mis manos solo tenían el tacto del barro
el frío en primavera
la suciedad del agua estancada
las heridas de la sal
que mis manos no eran manos siquiera
hasta que no conocí las tuyas
No sabía cómo llamarte pero, después de leerte, creo que eso no importa. Qué bonito encontrar espacios así, llenos de vulnerabilidad y magia. Te abrazo fuerte, Eli.
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