El potencial de un imperio
no hay derecho al aullido ni a la sangre
porque tenemos casa techo pan amor salud
amistad familia suerte belleza paz
y sin embargo
nos comen por dentro los monstruos
las deudas ansiedades depresiones lobos
terrores nocturnos apatía desánimo miedos fobias
volcanes y fantasmas del pasado que se meten en tu estómago
y te hacen vomitar la comida de mamá
y después
la culpa
la culpa
la culpa como columna vertebral sobre la que sostenerse
sobre la que mantenerse en pie sobre algo que se quiebra a cada rato
se nos quiebran los talones y hasta las palabras
las palabras son ofensas a los dioses si tan solo pronuncias
dolor
cómo atreverse siquiera
cómo decir estoy mal sin que te miren con la expresión en los ojos
que dice a gritos eres una desagradecida
cómo decir estoy en ruinas
si ante el mundo tienes el potencial de un imperio
pero aquí estás llorando porque te han echado del trabajo
en el que te pagaban cinco euros la hora y en el que
has durado cuatro días,
porque en el último examen
has tropezado y nadie te cree,
porque todos los amores
en los que alguna vez creíste acabaron siendo una broma de mal gusto,
si todos tus libros son de segunda mano porque los de primera
te parecen un lujo
y sientes que desde hace mucho tiempo
un triunfo puede ser levantarse de la cama y recibir la luz con cierta inquietud
cierto optimismo cierta oportunidad para pedirse algunas copas de más
como si pudieran llenar este vacío que no se puede nombrar
porque no hay derecho
no hay derecho a decir necesito terapia, la necesito desde hace mucho tiempo
porque entonces te mirarán con la condescendencia con la lástima con la que
se mira
a los cobardes
con la sorpresa de lo inesperable de lo imposible y tal vez de la decepción
y una se hundirá más y más hasta que el aire se vuelva irrespirable
y daremos gracias
por saber decir de un modo tan convincente
estoy bien.
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